Entre
un 40 y un 50% de los recién nacidos con SD presentan una cardiopatía
congénita, es decir, una patología del corazón presente en el momento
del nacimiento, siendo estas la causa principal de mortalidad en niños
con SD.
Algunas
de estas patologías sólo precisan vigilancia para comprobar que su
evolución es adecuada, mientras que otras pueden necesitar tratamiento
quirúrgico urgente. Casi la mitad de ellas se corresponden con defectos
del (ausencia de cierre más o menos completa de la pared que separa
aurículas y ventrículos). Una tercera parte (en torno al 30% según las
fuentes) son defectos de cierre del septo ventricular (pared que separa
los ventrículos entre sí), y con menos frecuencia se encuentran otras
patologías como ostium secundum, ductus arterioso persistente o
tetralogía de Fallot.
Es
frecuente que el examen clínico del recién nacido no ofrezca datos de
sospecha por lo que pueden quedar sin diagnosticar en la etapa neonatal
hasta un 50% de los recién nacidos con cardiopatía congénita. Por este
motivo se recomienda la realización de una ecografía del corazón a todo
recién nacido con SD. En la etapa de adolescencia adolescencia o adulto joven pueden aparecer defectos en las válvulas cardíacas (Con mayor frecuencia, prolapso de la válvula mitral). Los adultos con SD presentan, en cambio, menor riesgo de arterioesclerosis y unas cifras de tensión arterial
inferiores a las de la población general, por lo que se consideran un
grupo poblacional protegido frente a enfermedad coronaria (angina de pecho, infarto de miocardio…).
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