
La
pintura al temple sobre madera “La Virgen y el Niño” de Andrea Mantegna
(1430-1506) parece representar un niño con rasgos que evocan los de la
trisomía, así como el cuadro de Sir Joshua Reynolds (1773) “Lady
Cockburn y sus hijos”, en el que aparece uno de los hijos con rasgos
faciales típicos del SD.
El
primer informe documentado de un niño con SD se atribuye a Étienne
Esquirol en 1838, denominándose en sus inicios “cretinismo” o “idiocia
furfurácea”. P. Martin Duncan en 1886 describe textualmente a “una niña
de cabeza pequeña, redondeada, con ojos achinados, que dejaba colgar la
lengua y apenas pronunciaba unas pocas palabras”.

Las
primeras descripciones del síndrome achacaban su origen a diversas
enfermedades de los progenitores, estableciendo su patogenia en base a
una involución o retroceso a un estado filogenético más “primitivo”.
En
cuanto a su etiología, es en el año 1932 cuando se hace referencia por
vez primera a un reparto anormal de material cromosómico como posible
causa del SD. En 1956 Tjio y Levan demuestran la existencia de 46
cromosomas en el ser humano y poco después, en el año 1959 Lejeune,
Gautrier y Turpin demuestran que las personas con SD portan 47
cromosomas. (Esto último lo demostró de manera simultánea la inglesa Pat
Jacobs, olvidada a menudo en las reseñas históricas).
En
1961 un grupo de científicos (entre los que se incluía un familiar del
Dr. Down) proponen el cambio de denominación al actual “Síndrome de
Down”, ya que los términos “mongol” o “mongolismo” podían resultar
ofensivos. En 1965 la OMS (Organización Mundial de la Salud) hace
efectivo el cambio de nomenclatura tras una petición formal del delegado
de Mongolia. El propio Lejeune propuso la denominación alternativa de
“trisomía 21” cuando, poco tiempo después de su descubrimiento, se
averiguó en qué par de cromosomas se encontraba el exceso de material
genético. Cuadro clínico Joven con síndrome de Down utilizando un
taladro.
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