lunes, 10 de diciembre de 2012

¿Cómo afrontar la llegada de tu ángel?

Acabáis de ser padres. El médico os ha dicho que tenéis un hijo/a con síndrome de Down.  Com­prendo cómo os  podéis encontrar en estos momento.
 Ha llegado a vuestra familia un hijo/a que tiene el Síndrome de Down. No os quedéis en la "etiqueta". Es un niño/a como los demás, aunque diferente en algunos aspectos, con posibilidades, limitaciones y retos a conse­guir. Es una persona con sus propios derechos y viene con un gran potencial de desarrollo.
Ser persona con síndrome de Down es una forma pecu­liar de ser y de estar en el mundo, de las que los demás tenemos mucho que aprender. Las personas con síndrome de Down son diferentes en medio de un mundo diverso y variado, en el que la diversidad es un valor que nos enri­quece.
Tenéis delante de vosotros un hijo/a capaz de hablar, de sentir, de amar, de aprender, de trabajar... Un día no lejano os dirá: "Yo puedo". "Puedo desarrollar muchas capaci­dades en la vida.". "Si me ayudáis, puedo desenvolverme en la vida con autonomía". Los avan­ces científicos en el síndrome de Down avalan estas afirma­ciones.
A continuación os mostraré un relato con el que se aprende mucho.

 ‹‹Cuando vas a tener un niño, es como cuando planificas unas fabulosas vacaciones a Italia. Compras un montón de guías y haces tus maravillosos planes. El Coliseo, el David de Miguel Ángel, las góndolas en Venecia. Puede que incluso te aprendas algunas frases útiles en italiano. Todo es apasionante.
Después de meses de ansiosas expectativas, finalmente llega el día. Haces el equipaje y te vas. Unas horas más tarde, el avión aterriza. La azafata exclama: “¡Bienvenidos a Holanda!”
“¿¿Holanda??” dices tú. “¿Qué quieres decir con Holanda? ¡Yo he contratado un viaje a Italia! Se supone que estoy en Italia. Toda mi vida he soñado con ir a Italia.”
Pero, ha habido un cambio en el plan de vuelo.
El avión ha aterrizado en Holanda y ahí debes quedarte.
7
Lo importante es que no te han llevado a un lugar horrible,
repugnante y sucio, lleno de pestilencia, hambre y enfermedades. Simplemente es un lugar diferente. Así que debes salir, comprarte nuevas guías y aprender un idioma completamente distinto. Conocerás a un grupo de gente nueva que no habrías conocido en otra situación.
Es tan solo un lugar diferente. El ritmo es más lento y es un país menos llamativo que Italia. Pero después de llevar allí un tiempo, tomas aliento, miras a tu alrededor y comienzas a darte cuenta que Holanda tiene molinos de viento, tulipanes e incluso tiene Rembrandts.
Pero todo el mundo que conoces está ocupado en ir y venir de
Italia. Todos alardean sobre lo bien que se lo han pasado allí.
Durante el resto de tu vida, tú dirás, “Sí, allí es dónde se suponía que tenía que ir. Eso es lo que había planeado.”
Pero, si te pasas la vida lamentando el hecho de que no llegaste a Italia, nunca podrás disfrutar de las cosas tan especiales y bonitas que hay en Holanda. ››

Espero que si tenéis algún caso cercano parecido lo compartais conmigo.

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